viernes, septiembre 01, 2006

El Último Día De Los Dinosaurios (Parte II)

EL LIMITE "KT"


El meteorito acaba de ingresar a la atmósfera a 30 kilómetros por segundo, una velocidad casi cien veces mayor que la velocidad del sonido.
Abajo, a ras de la superficie, se puede observar la última escena de los dinosaurios como amos y señores de una época cuya duración no pudo ser igualada (conviene pensar que los enormes reptiles vivieron 150 millones de años y el hombre hace sólo tres que está sobre la faz de la Tierra).
La bola de fuego incandescente acaba de abrir un enorme agujero en la atmósfera. El cielo parece encenderse. Un gigantesco arco iris compuesto por tonalidades que van desde el violeta intenso hasta el amarillo más fulgurante, se despliega como un panorama único, irrepetible. Una explosión inimaginable llega desde el océano.
El meteorito acaba de caer en el agua, en una zona donde el océano tiene una profundidad de 5.000 metros. 0,23 segundos después de chocar con la superficie del mar, con un peso de un billón de toneladas, alcanza el fondo marino y desplaza el agua a su alrededor. El meteorito, en su esencia, ha quedado inmediatamente triturado debido a la resistencia del agua. 1,45 segundos más tarde choca contra la roca base del lecho del océano, lo cual hace disminuir rápidamente su velocidad. 4,55 segundos después, el meteorito explota y se evapora en un instante. El planeta entero parece desgarrarse.
Hace sólo cinco segundos que el meteorito cayó en el mar. La temperatura acaba de alcanzar 18.000 grados, tres veces más que la temperatura del Sol. Se ha generado una explosión equivalente a cien millones de megatones de TNT.
(Semejante explosión es equivalente a la originada por todos los centros nucleares de los Estados Unidos y la Unión Soviética detonando al mismo tiempo.)
Las dimensiones de la Tierra se desdibujan. Por un momento, da la sensación de no haber cielo ni suelo, ni tampoco espacio. Los materiales del meteorito y del lecho del océano son transportados hacia la atmósfera por el agua de mar evaporada. Según se vea, todo es una nube de fuego y pedazos de roca, o una lluvia torrencial de piedras y llamaradas que recorren la superficie de forma horizontal, como una perpetua bocanada infernal.
Un mecanismo asesino se ha desatado. Una catástrofe parece traer otra, y así sucesivamente. La colosal explosión arrasó con la mayor parte de los bosques. La onda expansiva no tardó en llegar a los continentes, los cuales -como se sabe- están prácticamente juntos, apenas separados por un océano de reciente formación (el Atlántico). Las selvas se han incendiado y no se respira oxígeno. A medida que el fuego va consumiendo oxígeno, mayor es la cantidad de dióxido de carbono que va matando a los pocos dinosaurios que resistieron el fuego inicial. En realidad, ellos fueron los primeros en morir. Su incapacidad para generar calor interno -cosa que sí pueden hacer los mamíferos- fue determinante para la supervivencia. La temperatura estable (22 grados) era decisiva para la especie. El Sol también.

Continuara...

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