Henry Lee Lucas confesó durante su estancia es prisión haber cometido más de quinientos asesinatos con modalidades que abarcan el frío disparo hasta las crucifixiones en vivo. La madre dominante que se encargó de criarle (y que terminaría muerta y violada, en ese orden, por su hijo) y el hermano que le introdujo siendo niño en prácticas de bestialismo y tortura de animales convirtieron la infancia de Henry en un infierno.
En 1954, a los dieciocho, cometió su primer asesinato al estrangular una joven de diecisiete que se resistía a ser violada. Cumplió una breve condena y en 1959 asesinó a su madre. Condenado a cuarenta años de reclusión en un centro psiquiátrico, a los diez fue puesto en libertad, en contra de la opinión del propio Lucas que no se cansó de repetir que no estaba preparado para salir al mundo. Un año después volvía a estar en prisión por acoso sexual. En 1975 fue nuevamente puesto en libertad y conoció a Ottis Toole, psicópata violento que se convertiría en el compañero ideal de correrías para Henry. Durante siete años se dedicaron, acompañados de la sobrina adolescente de Ottis (Becky Powell), a asesinar, mutilar y torturar a un número nunca completamente esclarecido de víctimas que podrían alcanzar las quinientas, incluyendo prácticas de canibalismo y necrofilia como parte habitual de sus actividades.
Detenido en 1983 por posesión ilegal de armas, Lucas confesó; fue juzgado y condenado a muerte en 1985.
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