martes, octubre 28, 2008

Bestiaria

Si bien hace unos dias con el post que puse "Las Diosas Olvidadas" se creo un poco de polemica hoy pienso seguir con el mismo camino. Bestiaria es un blog argentino que habla sobre mujeres: su forma de ser, de ver la vida y de las vivencias de ellas. Soy un lector asiduo a este blog y lo recomiendo totalmente. Y aen su momento puse otro post suyo.

Aqui os dejo con el ultimo articulo que me ha gustado. Espero que lo disfuten tanto como yo.

Quizás, quizás, quizás


Ayer, en un noticiero de la tarde, una mujer muy angustiada aseguraba que su hijo no era traficante, que había sido criado en el seno de una buena familia, y que siempre había sido el mejor alumno, un hijo generoso y un hombre de bien. Que, en todo caso, si se había transformado en un delincuente, era por culpa de su esposa. “Esa mujer lo cambió”, repetía la señora, entre llorosa y colérica, con la convicción absoluta de que su nuera era capaz de degenerar hasta el hombre más noble.

Y no es la única, por supuesto. Hay una suerte de mito popular que le otorga a la mujer un halo estratega y manipulador. Sin ir más lejos, cuando un grupo de música se separa, siempre acusan a la mujer de alguno de sus miembros. Cuando un amigo deja de salir con sus pares, la responsable es la esposa que ya no lo deja. Cuando un hombre se declara en bancarrota, todos suponen que hay una novia gastadora que lo fundió. Y cuando hay un deportista que no entrena hay siempre una chica en su cama la noche anterior. Real o mito, hay muchos hombres en el cine, la literatura, la historia y la vida real que pierden todo por una mujer. O al menos, eso dice la gente.

Y algo de cierto hay. Ejemplos sobran. Al parecer, para las mujeres los hombres cambian por dinero o por amor. Como Armand Duval en “La Dama de las camelias”, o Sam Rothstein en "Casino" de Scorsese, o Paris con Helena de Troya, el actor Owen Wilson que en la cumbre de su carrera se tomó un montón de pastillas porque Kate Hudson lo había dejado, o el caso de la inteligentísima Ana Bolena, quien persuadió y convenció a Enrique VII para que cortara relaciones con el Vaticano y realizara una reforma protestante en Inglaterra sólo para poder casarse con ella.

Sin embargo, al mismo tiempo, en las conversaciones femeninas aparece otra idea con la misma fuerza: que los hombres son incapaces de cambiar. Ayer mismo, en una reunión de amigas, una conocida sollozaba porque el novio se había olvidado de su cumpleaños por segunda vez, y para consolarla, otra la decía que los hombres no cambiaban. “Ellos son así, no les pidas que cambien porque no cambian. Aceptalo o dejalo”, decía una abogada mientras un grupo de chicas asentía con la cabeza.

Fuente

1 comentario:

Lucía dijo...

Yo es que soy de la opinión que generalizar sobre las mujeres sólo porque compartamos sexo es algo del todo errado ...